Pienso, Pierdo, Me Fracturo…
Soy un matrimonio abortado
en suspenso y resucitado. Tenso
entonces mis piernas, tratando
de acoplar mi boca hacia un seno,
gritando en silencio. Mi mundo
se desvanece junto con lo que pienso
pienso
pienso…
pienso que la magia existe
creo en los colores del hijo que
nunca tuve y los pueblos que
me llamaran madre, probablemente
no les entienda. Y tiembla mi alma
ante la idea de madre que he parido,
y mis poemas, hermanos de ella claman
por calma pues me les he perdido en
el horizonte donde viven el Yáganat
conducido por el esquizofrénico,
en el cementerio del triángulo.
No soy madre de un niño
con unos de los nombres que
he tenido. Mi nido vacío.
Desesperada por años quedé
enterrada entre machos cabríos,
cubierta de espinas como un erizo.
Los sostenes y las bases de mi casa
vueltos brazas, armas y masas
de heno, podredumbre y gentíos
en los cuales me es divertido perderme
y perder
perder
perder…
perder la razón de una existencia y su cuento
para una nada donde me parí cubierta de velos
y vergüenza, al principio como niña llorando
para madurar, crecer fuerte y decididamente
en una niña llorando y asustada, que aprendió
a odiar a los dioses, con su poesía como arma.
Así danzo con mis vestidos que soy yo
por que la piel me estorba y la ropa me sobra,
Así danzo empapelada con libros como vestidos.
Con las luces apagadas, sin peligro, propia.
Este es mi tercer acto, el más largo,
como un cristal fracturado refractando la luz
negra de un alma desplazada de sí misma, fracturada
fracturada
fracturada…
fracturada y expuesta al sol
me arrastro hacia lo oscuro
lo más lejos del calor, de la razón
hacia un clima más duro,
anhelando una bocanada grande
de aire pero solamente inhalando
asfixia y ansiedad, estúpida me siento…
respirando semen e ideas… asfixia,
todos los días,
toda mi vida.