Feminismo, Esencialismo y Egoísmo: Mi Pequeño, Redundante y Sobrecitado Caso Contra El Feminismo Radical.

Lain Cortés González
11 min readMar 26, 2018

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Es menester mío el de pensar siempre, a veces de forma clara, profunda y dulce, otras a modo de ruido blanco intento desembarazarme de mis ideas que son peor que el alcohol o cualquier otro estupefaciente.

Me concierne ahora criticar al feminismo radical, o al radicalismo feminista.

El feminismo radical, para lo que se ocupa y lo que se resume es básicamente feminismo bajo una óptica marxista y un análisis de lucha de clases y de un humanismo pútrido que corroe toda singularidad y que se sujeta agónicamente al esencialismo, ante lo Único y su baile libre; ese humanismo se encuentra intrínsecamente en el análisis marxista: ¿cómo se podría destruir una clase si no se aspira a otra, y si se piensa como un ente monolítico? Pero me adelanto. Es por lo tanto mi deber precipitado desde mi propia ‘nada creativa’, traerlo abajo, destruirlo. Contra lo sagrado, el infierno y la nada. Al basarse en un sistema de clases es entonces necesario empezar por saber cual es es la clase que defiende, que afirma que existe y necesita para desarrollar su retórica.

En en el fango esencialista primigenio.

En un principio fue Eva, un par cromosómico XX, un torrente agridulce de progesterona y estrógeno, y una anatomía ideal, pura e isotrópica sea cual sea el individuo al que se vuelva a ver, oprimida, desdichada y lanzada a la otredad, o así dicta la costumbre, la Eva es. Y nada más. Todos estas características siempre en perfecta armonía, inmutables y propias de la Verdad Única y sagrada de una biología mágica, objetiva e inexistente. Lo arbitrario y lo divergente no tiene cabida, ni siquiera en la otredad del mundo de Eva, y así se da a luz a una clase, y sus individuos, nacidos de una Eva convertida en maquila, indistinguibles entre sí, o así dicta la costumbre, deambulan en melancolía, en una eterna penumbra, ocultándose del sol y buscándolo al mismo tiempo.

Para las radfem no existe forma de escapar sin haber tenido primero consciencia de clase como requisito necesario, se es en una clase y punto, hasta que el sistema de castas caiga, se es mujer como una realidad biológica en la cual el sistema patriarcal y capitalista toma provecho y aliena al individuo; todo siempre desde este esencialismo, que comparte con el patriarcado para solamente abolir o destruir tal sistema; sin embargo, el esencialismo cuando se defiende y de consecuente rechazo del mismo, aunque sea como punto de partida, tiende a enlodarse y hundirse en sí mismo. En palabras de Simone de Beauvoir en El Segundo Sexo (1949):

Pero el nominalismo es una doctrina que se queda un poco corta; y es fácil para los antifeministas mostrar que las mujeres no son hombres. Ciertamente, mujer como hombre es un ser humano; pero tal afirmación es abstracta; el hecho es que cada ser humano concreto está siempre en una posición única. Rechazar las nociones de lo eterno femenino, el alma negra o el carácter judío no es negar que hoy hay judíos, negros o mujeres: esta negación no es una liberación para los interesados sino un vuelo inauténtico.

Las radfem insisten y redoblan en una dimensión objetiva, única e inescapable, aman la libertad y añoran la liberación y destrucción de todo género, de toda clase. No pueden aceptar los puntos singulares del espacio, o las paradojas a sus dogmas, porque dogmas son sus posiciones en una necesidad de triunfo y de destrucción: las contingencias no existen ni pueden existir. Libertad es su fin último, liberarse de todo sistema de castas, de destrucción, como buenas marxistas-humanistas que son. La libertad no puede nacer antes en el individuo, es la Mujer, al inmolarse, la que le otorgará la libertad a las indistinguibles. Y clamarán siempre por los derechos de no solamente ser humanas, sino de pertenecer en comunión con la nueva diosa Humanidad, que por extraño sortilegio parecen no querer desprenderse. Stirner en Der Einzige und sein Eigentum (1844), sobre la libertad:

[…]ownness is my whole essence and existence, it is myself. I am free from what I am rid of, owner of what I have in my power, what I control. I am at all times and under every circumstance my own, ifI know how to have myself and do not waste myself on others. Being free is something that I cannot truly will, because I cannot make it, I cannot create it: I can only wish for it and-strive for it, because it remains an ideal, a phantasm. The fetters of reality cut the sharpest welts in my flesh at every moment. But I remain my own. Given over in bondage to a master, I think only of myself and my advantage; his blows indeed strike me, I am not free from them; but I endure them only for my benefit, perhaps to deceive him and make him feel safe with my sham of patience or, again, to avoid rousing anger against myself through my insubordination. But because I keep an eye out for myself and my self-interest, I grab the first good opportunity by the forelock to crush the slave-owner. That I then become free from him and his whip is only the result of my earlier egoism.

Stirner da su argumento contra todo orden superior, contra toda fantasmagoría, sin embargo no se queda en el nihilismo. Reconoce el egoísmo propio de todo individuo, lo libera para su disfrute, y le libera de una inmanencia o de una sublimación alienante, aunque se parta de ahí para una posterior liberación, y dice que la única manera de ser libre del látigo del amo es mediante un egoísmo recalcitrante; de otra forma se estaría pasando a manos de otros amos. Simone de Beauvoir haría más adelante en su libro una observación similar:

[…]Verdaderamente, al lado de toda proclamación de afirmarse como sujeto –una afirmación ética– reside la tentación de huir de la libertad y hacer de sí un objeto: es un camino funesto por que el individuo pasivo, alienado, es presa de una voluntad exterior, privado de su trascendencia, despojado de todo valor.[…]

¿Y qué otra cosa es su propuesta sino una fuerza externa que no acepta lo completamente egoísta, lo individualista, una causa que priva de trascendencia al individuo, lo aliena y le da valor solamente en la medida que tenga consciencia de clase? La mujer se vuelve una dádiva y un sacrificio a una causa que se presenta como inmanente y transcendental en contraposición al interés personal y egoísta. Irónicamente doloroso, la mujer, como individuo, se vuelve un artículo indistinguible del resto de los actores de la causa.

Hacia el género egoísta y la dimensión nihilista: La Mujer Libre vs La Esclava.

El análisis del feminismo radical radica en una imitación del análisis de lucha de clases que hace Marx. Esto es un serio caso de miopía, como miope fue Marx. Y toda su causa es embaucada en la liberación de la Mujer, la mujer sagrada, en la búsqueda de la derogación de una idea, de una clase, pero en el camino pierden el punto y se atan a su propia causa:

[…]“Causes” are the diversion of the feeble — of those who have lost the power of acting strongly from their own nature. They are for the titillation of the senses of the herd, and a person who can act strongly should shun all Cause-ites and their works. Strong natures, who act out their beliefs in their own person, not realizing that such grounds for actions as Causes proffer are in place only among those who having lost the instinct for action amuse themselves by words, occasionally are fascinated by the jargon, with consequences disastrous in the highest degree to themselves.

–Dora Marsden, The Freewoman, Volumen 1 N° 1, 15 de Junio, 1913

Y en ese mismo volumen, Dora Marsden dice:

[…]There is only one person concerned in the freeing of individuals: and that is the person who wears and feels and resents the shackles. Shackles must be burst off: if they are cut away from outside, they will immediately reform, as those whose cause is “our poor sisters” and “poor brothers” will find. The prostitution and poverty problems will be solved when the prostitute refuses to be prostituted and the poor refuse to be poor. Flogging the prostitutor, or railing at the exploiter is idle, for the defect is not primarily in these.

Es decir, si las mujeres habrán de liberarse deberá ser solamente por cuenta propia, puesto que toda injerencia, sobre el individuo, que se presente como una causa mayor o superior es de por sí alienante en naturaleza. En cambio la mujer egoísta alimenta su identidad y se afirma por su cuenta en un arrebato de vitalidad, no necesita ser salvada, no necesita de lo externo que quiere deshacerse de toda Propiedad, todo rastro de autodeterminación y de autoapropiación espontánea. La mujer, y no la Mujer, es la que experimenta todas las dimensiones materiales o las abstracciones del contexto espacial e histórico en el que habita, es entonces menester que se deshaga de lo alienante que le pide una vez el despojarse de toda individualidad en pos de su amo masculino, o de su amo “lucha de clases”, como si la dialéctica hegeliana presente en Marx no fuese más que un instrumento funesto que solamente ve un gas ideal y lo trata a modo estadístico: solamente tiene usted validez y holgura de ser dentro del patriarcado, o dentro de una clase que busca destruirse a así misma, si han de preguntarme a mí, rechazo ambas y río alegremente danzando y escurriéndome entre las grietas de todos los fantasmas y castillos tenebrosos que se han construido: el capitalismo, el patriarcado y cualquier persona que pregone una consciencia de clase.

La Mujer es nada de mi interés, y la mujer es la nada creativa, indeterminada y creadora de todo, un espíritu nómada de toda realidad y de toda objetividad.

“As you are each instant, you are your own creature in this very ‘creature’ you do not wish to lose yourself, the creator. You are yourself a higher being than you are, and surpass yourself … just this, as an involuntary egoist, you fail to recognize; and therefore the ‘higher essence’ is to you — an alien essence. … Alienness is a criterion of the ‘sacred.’”

— Max Stirner

La mujer, que así se afirme a así misma, no es esclavizada por su género, ni ella es su género, el género le pertenece junto a su ego que lo experimenta en favor de lo Único, el género es parte de su Propiedad para su propio disfrute.

El nihilismo hace su aparición.

El género en sí es nada, es una fantamasgoría que no debería tomarse siquiera como punto de partida para un fin, o al menos el reconocer su supuesta inmanencia es contraproducente, pues es simplemente hacerle el favor a un esencialismo usado y creado por el patriarcado, y aunque sea seductor usar tal esencialismo para subvertir la dimensiones que constringen a los individuos en dicha fantasmagoría, es inevitable volverse poseso de tal dogma o tal abstracción ideológica: “¡No se puede huir del patriarcado!” “¡No se puede dejar de ser hombre o ser mujer!”.

Y luego la transfobia. La transfobia es por supuesto resultado natural e inescapable del feminismo radical: dada la definición de mujer como una clase, los individuos que así se digan mujer tendrán que cumplir ciertos requisitos históricos recetados por el patriarcado y por las mismas feministas radicales, ergo, tienen que hacer uso de un discurso transfóbico y violento; para ellas no hay medias tintas y dentro de su análisis no hay cabida para cualquier contingencia: la historia es única para el marxismo, y el contexto material de una clase lo es también. Nunca podrá verse, a modo de ejemplo, que la prostitución pueda ser ejercida libre y dignamente, usando su completa autonomía, y no hay feminista no-liberal que pueda ser indulgente con una actividad que socava la total Humanidad de la Mujer-clase, ¿verdad?

Much as I should like to, my space will not admit speaking of prostitution in Egypt, Greece, Rome, and during the Middle Ages. The conditions in the latter period are particularly interesting, inasmuch as prostitution was organized into guilds, presided over by a Brothel Queen. These guilds employed strikes as a medium of improving their condition and keeping a standard price. Certainly that is more practical a method than the one used by the modern wage slave in society.

— Emma Goldman, The White Slave Traffic, edición de enero de 1910 de Mother Earth

Todo “debe” y “es [CLASE]” se desvanece en la nihilista, en la egoísta:

Antihumanism is a cornerstone which holds gender nihilist analysis together. It is the point from which we begin to understand our present situation; it is crucial. By antihumanism, we mean a rejection of essentialism. There is no essential human. There is no human nature. There is no transcendent self. To be a subject is not to share in common a metaphysical state of being (ontology) with other subjects.

The self, the subject is a product of power. The “I” in “I am a man” or “I am a woman” is not an “I” which transcends those statements. Those statements do not reveal a truth about the “I,” rather they constitute the “I.” Man and Woman do not exist as labels for certain metaphysical or essential categories of being, they are rather discursive, social, and linguistic symbols which are historically contingent. They evolve and change over time; their implications have always been determined by power.

– Alyson Escalante, Gender Nihilism: An Anti-Manifesto

Dado que por sí mismo género no dice mucho de nosotros ¿es necesario entonces sostenerlo completamente como algo arraigado en algo pretendido como objetivo, como un medio, o una cadena? ¿no es simplemente necesario desecharlo o jugar y disfrutar con él, un juguete, que no es más que lo que nosotros queramos que sea, a priori?

[…]we can immanently deconstruct gender, and we can create our identity with a gender without contradicting our self-interest. We can take up gender as our property, rather than hold the very concept of gender as something sacred. We can make the case for anti-humanism, and we can go beyond it to “the furthest shore.” Or we can reject it, for the purpose of creating conversations around gender nihilism. Or we can find meaning and validation in non-binary identities. There’s infinite genders to explore because there’s infinite ways that our identities can be composed, so to limit ourselves to strictly two or none is just no fun at all, but ultimately that’s for each unique egoist to decide on their own.

–Kaspar, Gender Egoism: On Ownness and Identity (2018)

Entonces ¿qué distingue una radfem de una feminista individualista, nihilista y egoísta? Permítanme citar a Dora Marsden una vez más:

Bondwomen are distinguished from Freewomen by a spiritual distinction. Bondwomen are the women who arc not separate spiritual entities who are not individuals. They are complements merely. By habit of thought, by form of activity, and largely by preference, they round off the personality of some other individual, rather than create or cultivate their own.

The Freewoman, Vol. 1, №1 (1911)

Podrá acusárseme de ingrata o de exagerada al acusar a las radfem de esclavas (bondwamen); pero yo no fui la que voluntariamente se entrego a una causa mayor que su individualidad y en contra de disfrute de toda su Propiedad sin constricciones. Y así es mi caso, libres solamente puede serlo los individuos, el colectivo solamente podrá ser coaccionado mientras se aliene el individuo hacia el colectivo, hacia “mi” clase, aún cuando esta consciencia de clase sea usada como punto de partida para la destrucción de éste. Libres las egoístas que disfrutan de su identidad en una perpetua desconstrucción y hace caso omiso de los “debes”, “tienes” o los “se te está permitido”. Ingrata es la hora en la que el moralismo permeó toda lucha, agente necesario de toda forma de tribalismo y esencialismo (holi, Kant). Al diablo toda clase, consciencia de clase y esencialismo, contra todos ellos, el infierno de la nada en la que he basado todo mi quehacer y mi apropiación de todo lo que pueda echar mano; y que el género sea una de ellas.

Cada uno elige el método que mejor exprese su individualidad. No condenes a otros porque expresan su ser de otra manera.

–Votairine de Cleyre

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Lain Cortés González
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Written by Lain Cortés González

Egoist, poet, trans, feminist, anarchist.

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