El Día Después del Fin del Mundo
Al siguiente día…
¿Dónde están todos?
Solamente hay silencio, nubes marrones,
una lluvia negra que cubre todo con ceniza.
Edificios acostados, durmiendo plácidamente,
y una mente que deambula entre ellos,
todavía sin poder asimilar que es el
día después del fin del mundo.
Hay demasiado silencio,
inclusive la angustia y la desesperación
me son contemplativas en este páramo,
en estas ruinas del corazón.
No queda más que reconstruirlo,
no me queda más que reconstruir al
arco iris, al bosque, al canto de la mañana
y a toda la orquesta de aves que son
dirigidas por el sol.
¡Cuánto amo al sol!
¡Sol, te amo!
¡Qué tan fácil es ver las rocas
rodar por la ladera!
¡Qué difícil es subir la montaña
con ellas a espaldas!
¡Qué necia que soy!
Eterno Retorno.
Al final dos figuras mirándose de frente,
al final dos figuras ausentes,
al final dos siluetas extrañas.