El Cuerpo Es
La imagen empieza, sí, empieza
en la penumbra, con una calma tensa.
La imagen entonces se vuelve
textura, con un cuerpo que lamenta
su nostalgia, con la ausencia como
melancolía y un deseo inquieto.
Así el cuerpo también se vuelve
líquido y luz invisible para el que
tiene ojos, y cegadora para
los que tienen cuerpos.
Pero no hay cuerpos presentes que vean esa luz,
solo el cuerpo, solo manos que, a ratos,
abrazan obeliscos y otras veces se dirigen
hacia cuevas en el que solamente nos
encontramos una nada, de donde nace todo.
Hasta acá, nada de ésto tiene sentido,
tal como el cuerpo tampoco lo tiene.
Transeúnte, vagabundo, único, un devenir,
creador mortal de sí mismo, el cuerpo
empieza a retorcerse, empezando por
las piernas, transitando hasta los brazos
y terminando en un grito nacido entre
las piernas, un grito de éxtasis y melancolía.
El cuerpo ha muerto y ahora existe en
proceso de regeneración con un suspiro.
El cuerpo es entonces un eterno retorno.
El cuerpo se volvió todos los cuerpos
que alguna vez deseó poseer y ser.
El cuerpo es.