Culpa
La primera vez que conquisté
fue por medio de violencia.
Me conquisté todos los límites
de las personas y las hice mías.
Impulsada por dádivas infernales
e impuestas sobre la carne,
y la sobrevivencia del control.
Al final, la estabilidad del yo hecha
pedazos, así existo yo en medio
de la rabia, la voluptuosidad
de la sangre en los atardeceres y
de todos los orgasmos que le
robé a la oscuridad aterciopelada
del infierno. Ahora no son más
que lágrimas secadas al sol,
viejas como el pasado, sobre toda
mi ropa, que es mi nido y mi jaula.
Y todo el tiempo estoy pensando,
en mi violencia y mi culpa, aún
cuando esos atardeceres le pertenecen
a una persona que murió apenas
empezó el presente y la primavera.
Todo el tiempo pienso en la culpa.
Todo el tiempo le pido perdón al
pasado y a todo rincón del ahora.
Todo el tiempo me río de mis restos
sin derecho a un último perdón
ni a la paz última de la muerte.
Todo el tiempo lloro en silencio mi
traición a mi carne y a mis paisajes.