Érase Una Vez Que La Muerte Soñó Ser Vida.
Érase una vez que la muerte soñó ser vida,
desenroscándose hacia el todo,
cantando trova, dándole forma al día,
sonriendo y jugando en el lodo.
Érase una vez que la muerte soñó enamorarse
de un sueño y de una sonrisa,
de una niña, de sí misma, así yace
la muerte acostada en la brisa.
Érase una vez que la muerte soñó con un amor
entre las chicharras, el verano y su calor,
sudando sonetos a cántaros sobre las venas
de la tierra eterna y sus glaciares penas.
Érase una vez que la muerte soñó que soñaba
con despertar con lo que amaba,
inquieta en su cama de hojas secas
con una pasión verde, roja y prieta.
Érase una vez que la muerte soñó ser vida.